Por algún motivo, antes de estar seguro de lo que iba a hacer para la exposición distópica de HA! ya estaba tozudamente convencido de que tenía que incluir a un alegre personajillo como este. Mascota corporativa de alguna organización indeterminada interesada en que los ciudadanos (o lo que haya en el contexto de marras) no se coman demasiado la cabeza respecto a su situación actual (la situación actual en el contexto de marras), este alegre cabezón con pústulas y añadidos tecnológicos de utilidad no definida basa su existencia en recordarle a la gente que la pérdida de la identidad en una sociedad mecanizada o los daños que la contaminación medioambiental causen en el cuerpo no son tan importantes en el fondo, siempre y cuando portes en tu cara una jovial sonrisa que aleje las preocupaciones mundanas (tales como los recortes en servicios sociales, libertades o partes del cuerpo). En mi cabeza, este tiparraco siempre se llamó Distopín, la mascota genérica.
De todas formas, si el cabezón representaba la despreocupación frente a las adversidades propias de la distopía, también estimé necesaria la existencia de una figura que, manteniendo básicamente cualidades similares, tuviera una presencia estética más agradable desde un punto de vista canónico. Esta figura más agradable a la vista sería utilizada por la entidad corporativa de turno (¿la misma que Distopín? ¿otra diferente?) para acentuar las ventajas que la situación actual (la que haya en el contexto de marras) ofrece al ciudadano en materia comercial, esto es, para venderle cosas. Y así, de una costilla pútrida de Distopín surgió Miss Dystopinna, la cara idealizada de la distopía (imagen seguramente alejada de la realidad tangible en el contexto de marras).
Imágenes de propaganda social y publicidad comercial respectivamente, Distopín y Miss Dystopinna aparecerían integrados en una de las ilustraciones y servirían para dar subtexto al mundo que fuera a reflejar en la misma, ya fuera de manera abstracta o más bien directa, y para que me pudiera tirar el rollo posteriormente en el blog soltando estas parrafadas como si supiera lo que estoy diciendo.
También metí a este bicho.
No sé muy bien qué tiene que ver con el contexto de marras.
Oye, pues hubiera sido genial, pero los que presentaste finalmente también lo son.
ResponderEliminarMe encanta este post, deberías explayarte así en todos! XDDD
Encantamen os debuxos recordanme os de Tex Avery, como se notan as fotntes de onde bebes (edicions B, Tex Avery... xD)
ResponderEliminarGracias miles a las gentes ambas. Lo de las disertaciones era para darle un poco de chicha al post... ¡Pero oye, que al final los distopines estos sí que aparecen en una de las ilustraciones! En el blog uno se deja un poco las dioptrías buscándolos porque la ilustración está pensada para verse en grande, pero en la ilustración impresa puedes verlos mejor asomándose por las pantallas, tós felices ellos.
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